domingo, 6 de septiembre de 2009

A Juan Ramón Jiménez

¿Tienes, joven amigo, ceñida la coraza para empezar, valiente, la divina pelea? ¿Has visto si resiste el metal de tu idea la furia del mandoble y el peso de la maza? ¿Te sientes con la sangre de la celeste raza que vida con los números pitagóricos crea? ¿Y, como el fuerte Heracles al león de Nemea, a los sangrientos tigres del mal darías caza? ¿Te enternece el azul de una noche tranquila? ¿Escuchas pensativo el sonar de la esquila cuando el Ángelus dice el alma de la tarde?... ¿Tu corazón las voces ocultas interpreta? Sigue, entonces, tu rumbo de amor. Eres poeta. La belleza te cubra de luz y Dios te guarde.
Ruben Dario

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